sábado, 11 de enero de 2014

De vez en cuando...



...Cuando los otros nos hablan, querríamos taparnos la cara con las dos manos de lo feo e espantoso que nos parece nuestro rostro, no obstante, siempre fantaseamos con la idea de que alguien se enamore de nosotros, nos vea mientras tomamos el helado con nuestros amigos en una terraza, nos siga a escondidas hasta casa y nos escriba una carta de amor. Esperamos esta carta, cada día nos extrañamos profundamente de no haberla recibido aún; nos sabemos de memoria las frases de esa carta de tantas veces que las hemos fantaseado y murmurado en nuestro interior. Entonces cuando la carta llegue, tendremos de verdad de verdad un valioso misterio fuera de casa, una historia secreta que se tejerá completamente fuera de casa, porque, ahora, debemos confesarnos que nuestro misterio no es gran cosa, es muy poco lo que se oculta detrás de nuestra frente de piedra, la misma que ofrecemos a nuestros padres para el beso de buenas noches...

Noviembre

Noviembre


Podría ser tranquilamente la típica historia que empieza a lo grande, y que nunca tiene un buen final por muchas veces que volviese a empezar, o bien podría ser que el final fuese algo bastante evidente, dejamos la historia como un cuento ya sabido entre dos personas que se “tienen en común”, no se aman, ni creo que ambos se atrevan a reconocer que se quieran, ellos lo definen como sensación indescriptible, pero lo cierto es que ambos intuyen saber lo que en verdad sienten, que es nada más y nada menos que amor, sí, sé que suena muy típico pero es que ellos de verdad sí que eran diferentes, simplemente con mirarse sabían qué tipo de día estaban teniendo, buscaban en el cielo una respuesta, pero allí arriba sólo veían sus ideales y nada más que eso, ninguno decía nada, ni siquiera sabían cómo describir a sus amigos con naturalidad lo que estaba sucediendo entre ellos dos, así que nadie sabía ni se imaginaba nada entre ellos, pero sin duda estaba aconteciendo una historia con un toque mágico, otro de silencio y anonimato, y otro de una pasión con desenfreno inentendible.

La historia llegó a su ecuador, la historia maduró por así decirlo, llegó a un punto de desenfreno con pensamiento previo, llegó a un punto en el que ya no podían volver a ser simples amigos, la vida no lo permitiría, llegaron a un punto en el que estar juntos se preveía complicado o se intuía incómodo y forzado, llegaron a un punto en el que no podía ni volver atrás ni avanzar, esperaron el momento de dar el paso, ese dichoso paso por demasiado tiempo, siempre confiaron en que llegaría el momento en el que alguno de ellos diría hasta aquí llegamos, quiero y voy a estar contigo si o si, ambos lo esperaron y jamás llegó un atisbo de valentía por parte de ninguno de ellos, los milímetros que les separaban no eran suficiente para ellos. ¿Qué era lo que querían?¿Que fue lo que sucedió?
Podrían haber estado juntos, hacer las cosas más increíbles, cosas que nadie creería capaces de hacerse, lo podían haber tenido todo simplemente porque se tenían el uno al otro, y juntos jamás se vio a tanta esencia revoloteando, es más, se hubiesen tenido para toda la vida, pero no pudieron ser felices juntos. ¿Qué es lo que sucedió? ¿Por qué ninguno hizo nada? ¿Por qué nadie lo pensó? ¿Acaso no se querían? ¿No se disfrutaban al mirarse y sonreírse? El punto de no retorno, ese maldito punto que tan sólo puede acabar haciéndote daño o matándote.

Quedarse en ese punto era un suicidio ¿Qué hacer entonces? No se puede dejar de existir de repente, no se puede borrar lo que se queda grabado en el alma, porque el alma sea como sea, es sincera, no le puedes engañar, y cuándo se revela ante ti mismo a veces lo hace con una crueldad poco digerible, el alma te revela lo más noble y lo más oscuro de ti mismo.

Sea como sea, esta historia es así.




sábado, 15 de junio de 2013

La persona adecuada


NO

... Lamentamos con nuestro mejor amigo que seamos del mismo sexo, porque si hubiésemos sido de distinto sexo, nos habríamos casado. No habríamos tenido miedo el uno del otro, ni vergüenza, ni horror. De esta manera queda una sombra sobre nuestra vida, que ahora podría ser incluso feliz: el no saber si un día una persona del otro sexo nos podría amar. Las personas del otro sexo caminan a nuestro lado, nos rozan al pasar por la calle, tienen quizá pensamientos sobre nosotros que nunca podremos saber; tienen en sus manos nuestro destino, nuestra felicidad, porque, entre ellas esté quizá la persona que nos va bien, que podría amarnos y a quién podríamos amar, la persona adecuada para nosotros; pero, ¿dónde está? ¿cómo reconocerla? ¿cómo hacer que nos reconozca entre la multitud?¿ en que lugar de la ciudad, en que lugar de la tierra vive esa persona adecuada? Esa persona destinada a nosotros, dispuesta a responder a todas nuestras preguntas, dispuesta a escucharnos hasta el infinito sin aburrirse, a sonreír ante nuestros defectos, a vivir toda la vida con nuestro rostro ¿Qué palabras deberíamos pronunciar para que nos reconozca entre miles? ¿Cómo deberíamos vestir, a que lugares deberíamos ir para encontrarla?

Atormentados por estos pensamientos, en personas del sexo contrario nos asalta esta timidez, tememos que una de ellas sea la persona adecuada para nosotros y que con una palabra podamos perderla. Pensamos mucho cada palabra antes de pronunciarla, y las pronunciamos deprisa. El miedo nos pone la mirada oscura y nos hace hacer pequeños gestos tajantes; nos damos cuenta de ello, pero nos decimos que si es la persona adecuada para nosotros deberá reconocernos, incluso en esos gestos tajantes y en esa voz ahogada. Todos los días al levantarnos, nos decimos que ese puede ser el gran día. Nos vestimos y nos peinamos con infinito cuidado, venciendo las ganas de salir con esos pantalones viejos pero tan cómodos y esas zapatillas ya gastadas. Doblamos las esquinas con cuidado no vaya a ser que esa persona aparezca rápida y repentinamente de frente y ni nos demos cuenta, al conocer a una persona del sexo opuesto durante ya un tiempo solemos llegar a pensar que esa es la persona hecha para nosotros; nuestro corazón late desbocado, ante el sonido de su nombre, ante la curva de una nariz o de una sonrisa, ante sus pequeñas pecas, sólo porque en nuestro interior hemos decidido de golpe que esa es la nariz, esas son las pecas, ese es el nombre, y esa es la sonrisa de la persona adecuada para nosotros. Un coche de carcasa amarilla de ruedas peculiares , una vieja señora ,nos hacen sonrojar, porque creemos que son el coche y la madre e la persona adecuada, el coche en el que haremos nuestro viaje de boda, la madre en la que tendremos que aprender a confiar. 


De repente nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, no era esa la persona adecuada, nos parecía que no, pero le resultamos absolutamente indiferentes y no sufrimos por ello porque no tenemos tiempo para sufrir. De repente el coche de la carcasa amarilla, el nombre y la sonrisa pierden su color y se precipitan entre mil cosas inútiles que rodean nuestra vida. Pero no tenemos tiempo de sufrir estamos a punto de irnos de veraneo y estamos absolutamente seguros que en el veraneo encontraremos a la persona adecuada. Nos separamos sin dolor de nuestra vida cotidiana y seguros de que el primer tren que cojamos nos llevará junto a esa persona. Quien sabe por qué de repente estamos seguros de que la encontraremos. Pero pasan los largos meses de verano, aburridos y en soledad. Le escribimos a nuestro amigo cartas interminables para consolarnos del fallido encuentro. Acabado el verano debemos confesarnos que no ha ocurrido nada, pero no estamos decepcionados, ha llegado el otoño, la persona adecuada nos espera a la vuelta de la esquina, o quizás ya no. 

domingo, 10 de febrero de 2013

Como niños otra vez.....

Poesía por que sí




Como niños otra vez
Invertidos los polos
inseguro el ecuador
y sin lunas ni satélites
orbitándo nuestro amor
entre el frío universal
y calores estelares
se renuevan las caricias
y los besos, los abrazos
para un nuevo despertar.

Sin influencias
sin nadie que nos diga
el qué ni el cómo
ni el dónde ni el cuándo
ni el cuál ni el cuánto...
solos tú y yo
abrazados...desmedidos...
retozando como niños
que juegan a redescubrirse.

Y  esta vez
no hará falta un por qué
para amarnos finalmente
Yo lo sé

La vida una aventura

Hablemos de aventuras

Que sería de la vida sin aventuras?, sin nuevas experiencias, sin salirte de tu rutina y disfrutar de la vida con unos planes improvisados?
Las aventuras nos dan la vida!

Desde muy pequeño me gustaba aventurarme ,tanto así que cuando tenía sólo 4 años me perdí en mi ciudad por andar en direccion equivocada seguramente mirando escaparates, una buena mujer tuvo que llevarme a las cadenas de Tv al tiempo para que anunciasen que me había perdido y que alguien me recogiese allí; mi ciudad es un poco pequeña así que en media hora mis hermanas estuvieron allí para recogerme. "Me salvé"

Con la edad que tengo me doy cuenta que he vivido muchas aventuras y experiencias inolvidables, y si Dios quiere lo seguiré haciendo hasta el día en que muera.

La conclusión es que no puedes asentarte en una sociedad, no puedes seguir viviendo una vida que no has elegido, la vida es muy muy corta y la mayor parte del tiempo estamos dedicándonos a solucionar problemas que nos hemos creado innecesariamente por intentar ser una parte activa de la sociedad, cuando ni siquiera nos hace falta ser parte de esta sociedad.

Romanticismo, improvisar, escapar, sentir, decidir, crear, si somos capaces de pensar mínimamente, seremos capaces de hacer que nuestra vida sea toda una aventura.

Búscate y te encontrarás, y sobretodo si te quema algo por dentro, hazlo.





Casualidades o destino

Casualidades de la vida: ¿Existen?

Lo cierto es que nunca me suelo preguntar eso.
¿La cosas pasan por algo? ¿Existe el destino? No se lo que creer.
Lo que sé es que la vida nos pone en nuestro camino personas de todo tipo, sin saber que hay detrás de cada una de ellas, eso nos tocará descubrirlo a nosotros, y es tan grande el abanico de posibilidades del comportamiento con una persona que nuestro futuro puede estar dependiendo de cómo lo hagas.
Encuentras a una persona, por lo general de acuerdo con nuestro instinto hablamos a algunas antes que a otras, algunas tan parecidas, otras tan sumamente diferentes, jamás te imaginas que una de esas personas podría cambiar tu vida, tu forma de ver las cosas, tu forma de ser, tu forma de vivir, tu forma de sentir, pero en algún momento una persona lo hará, entonces, ¿es el destino? ¿es la vida la que lo ha hecho? si esa persona no se hubiese puesto en tu camino, ¿que hubiese pasado entonces?
¿casualidad?





Quien se forja en adversidades obtiene la inmunidad a los sufrimientos:
a.